martes, 30 de marzo de 2010

Razón y corazón: Dualismo majadero


10 de Agosto de 2009

No hay nada más molesto que atenerse a la condena de la frustración, pero ¿por qué hay que atenerse? , porque uno mismo es el responsable de hacer que las cosas sucedan o no; tal vez por miedos, inseguridades que nuestras experiencias y también la de otros, nos han enseñado que para dejar de sentirte desdichado en lo que respecta a “el amor”, tienes que dejar a un lado la razón y el corazón. Lo que la gente sabe y tal vez no se ha querido dar cuenta, es que el corazón es sólo un órgano que palpita para dejar que la sangre fluya por el cuerpo, y se acelera o se contrae cada vez que nos encontramos en una determinada situación.

Por años le han atribuido al corazón el poder que tiene para “sentir el amor”, de generar la sensación de poseer “mariposas en el estomago” cuando te encuentras con una persona por la que puedes sentir una atracción, un deseo, capricho, amor, etc. y cada vez que te sientes así piensas que eres feliz, que estas completo, lleno de vida, etc. Precisamente esa sensación es la que te pone una señal de alerta, pero ¿porqué te pones en alerta cada vez que llegas a sentir esto por alguien?, porque como bien lo habrás vivido o te han dicho “el que se enamora, pierde” pues el (la) que entrega el corazón está condenado a que tal vez se lo pisoteen, lo maltraten o como se dice comúnmente “se lo rompan a pedacitos”.

El verdadero meollo del asunto es que para que no te vuelvan a hacer daño, te haces el (la) fuerte, pones una gran barrera y dices:”yo no me vuelvo a enamorar” o “ no vuelvo a entregarle mi corazón a nadie”, y empiezas a racionalizar todo lo que te rodea, pero entonces te cansas de “pensar” tanto y luego dices: “voy a pasarla bueno, sin necesidad de complicarme la vida”, efectivamente intentas ser feliz, reír, gozar la vida, y gozarte a las personas sin necesidad de comprometer tus sentimientos y así sencillamente no sufres, es tan simple... pero como siempre he dicho todo lo simple o sencillo tiene de trasfondo su lado complejo, y no es porque quiera complicarme la vida (en verdad no me gusta hacerlo), es porque me he dado cuenta que por más simple que se traten de ver las cosas, hay algo que por lo general te hace sentir insatisfecho(a) y vacio (a); pues así cuando pasa después de reírte a carcajadas durante mucho tiempo, sientes cansancio e inevitablemente viene ese silencio “post- risa “que te pone a pensar en una diversidad de cosas que ni tú entiendes; pasa también cuando te besas o acuestas con alguien que te haya gustado, sea porque te pareció divertido(a) o las razones que sean, por él (ella) no sientes nada (como tú te lo propusiste), luego de sentir que la pasaste rico, llega la sensación de vacío (sientes que falta algo, no sabes qué, pero lo sientes), es precisamente porque son sensaciones pasajeras, primero te suben, luego te bajan, después… te quedas vacío(a), y no creas también la otra persona se siente vacío(a), puesto que las emociones y sensaciones se transmiten.

Así que te preguntas: ¿Por qué me siento vacía(o), si la estoy pasando bien, y además no estoy exponiendo mi corazón a ningún (a) intruso(a)?, y es que eso de separar la razón y el corazón a mi parecer es un contradictorio dualismo majadero, construido socialmente como mecanismo de defensa, que no tiene principio ni fin; pues todas la sensaciones y demás atribuciones que se le dan al corazón, las tiene la mente, ya que finalmente también es un sistema mucho más complejo, lleno de redes neuronales, sociales, culturales que están interconectadas entre sí y le manda el mensaje a tu corazón para acelerarse o contraerse cuando estás en peligro, estás feliz, triste , enfadado(a),etc. y en demás circunstancias.

El asunto es que el vacío va más allá de la emoción, éste sin sabor se da es porque no hay sentimientos, específicamente porque no hay amor, porque te abstienes de sentirlo, demostrarlo, aprovecharlo, usarlo, beneficiarlo… claro tienes tus razones para hacerlo, no es fácil quitarse las barreras, los miedos, las inseguridades por miedo al dolor, al sufrimiento o qué sé yo, pues como dice Calamaro en una canción:“no se puede cambiar de corazón como de sombrero, sin haber sufrido primero”...

Vale la pena que te preguntes sí en verdad lo que quieres es seguir sintiéndote insensible o seguir pasándola bien a punta de vacías sensaciones; no pretendo que te inclines o no frente a mi postura, sólo quiero que reflexiones así como lo estoy haciendo yo y te preguntes sí esa es la forma en que quieres Vivir el Amor... Tú decides, pues aunque yo tengo también sin fin de barreras e inseguridades, sé o me acabo de dar cuenta, que para mí es: Sentir, Actuar, Construir, Permitir, Respetar, Re-Significar.. Movilizarse...

! Qué rico es ser caníbal!

15 Diciembre de 2008

Para Devorarse los miedos, tienes que vivirlos para luego comértelos, y no dejar que vuelvan hacia ti…


Hay que Devorarse los sentimientos, es rico solo tenerlos para ti, pues así sabrás que verdaderamente los tienes….

Hay que devorase a las personas, cada una tiene un sabor exquisito y amargo a la vez, pero así podrás sacar lo mejor de ellas….

Devorate a tí mismo, es rico probar el dulce sabor del humano incierto, místico, aberrante, temeroso, glorioso, dichoso, confundido, depresivo, maniaco, inestable, constante, eufórico, cohibido, arriesgado, inconforme, tranquilo, histérico, obsesivo, sumiso, dominante, imponente, independiente, relajado, malgeniado, risueño, gritón, callado, imperfecto. … ese humano tan placentero que realmente eres lleno de defectos y virtudes tan exquisitas que a veces se te olvida saborearlas o quizá nunca te has dado el lujo de probarlas, porque tal vez te has olvidado de serlo…

Devora tus tristezas, tus alegrías, tus incertidumbres, tus certezas….devora tu vida, que es lo más imperfecto y maravilloso que puedes tener por tan sólo una vez…

Ahhh! que delicioso es ser caníbal y probar todas las cosas mundanas que sólo le pueden pasar al ser humano, ya que generan una gran satisfacción cuando le sabes sacar provecho…. Sólo date la oportunidad de serlo y sabrás de lo qué te estoy hablando.